dilluns, 6 d’octubre del 2014

LIBRO DE TEXTO. UNA MEDICINA CONTRAINDICADA

Para un alumno no motivado, el libro de texto es como la pastilla que puedes tomarte o puedes tirar directamente al váter y hacer ver que te la has tomado. Para la mayoría de las enfermedades o de las vidas, posiblemente después no se note mucho.

La metáfora médica no es gratuita. El libro de texto se prescribe para el mal de la ignorancia. Con fecha fija, y el enfermo está en manos del médico. La relación alumno-maestro no es tan diferente de la del enfermo y el médico que espera que el alumno siga al pie de la letra sus indicaciones. El enfermo y el alumno son dependientes. El enfermo no es moralmente libre de decidir empeorar o morirse igual que el alumno tampoco lo es de seguir ignorando. En ambos casos una decisión así será vista como una trangresión. El enfermo y el alumno serán conminados a ser razonables y aceptar el tratamiento. Cumplida su misión, el medicamento y el libro de texto serán "defecados". Bien, los libros son "reciclbables" (y con la caca se hace abono compuesto).

La pedagogía con libro de texto promueve usos poco higiénicos. ¿Para qué evitar el colesterol o la hipertensión si hay comprimidos indicados para mantenerlos a raya? ¿Para qué descubrir el mundo si el libro ya me lo suministra en "pastillas"? ¿Quizá si me tomo todas las pastillas de golpe...? ¿Quizá si "empollo" el último dia...? No, mejor tragarse la lección a su hora y sin pensar. El libro de texto siempre está ahí, igual que la pastilla para el insomnio o la acidez de estómago.

El libro de texto enmascara la falta de curiosidad, de ambición, de iniciativa. Ciertamente, no impide los usos saludables, pero es el remedio sencillo que los puede inhibir. Al médico-profesor le es más fácil prescribirlo. No hace falta un médico de familia que aconseje personalizadamente. Cualquier sustituto puede recetar un ibuprofeno o cualquier otra cosa con un buen vademécum.

No llegaré tan lejos como para negar la utilidad de los fármacos, pero sí para circunscribirlos a su ámbito natural. Y creo que es en el mundo adulto donde mejor se pueden prescribir. Es lógico que un adulto haga oposiciones y utilice manuales. Es higiénico que un ingeniero de telecomunicaciones estudie con un manual sobre antenas o que un historiador deba "pasar" un texto de paleografía. Pero encuentro que recetar a un alumno de secundaria obligatoria (pongamos catorce años) un manual de Historia Moderna, es como tratar con simvastatina a un niño obeso. Evitemos la obesidad infantil.

¿Y cuál es la higiene juvenil ideal? La lectura. El diálogo con los adultos. La elaboración de síntesis propias, por ingenuas que sean. Los movimientos de renovación pedagógica han encontrado infinidad de buenas prácticas higiénicas para la mente y el cuerpo infantil y juvenil. Lo que hace falta es no abusar de la farmacopea y reducir los libros de texto a la mínima expresión posible y a su función  natural en la infancia y la adolescencia, que sería un simple recordatorio del currículo para desarrollarlo realmente con lecturas y diálogos con el profesor.

El libro de texto de cada asignatura en Primaria y ESO podría reducirse a un delgado cuadernillo de a euro. El resto estaría en la escuela o el instituto: la Biblioteca del Aula.

dimecres, 1 d’octubre del 2014

LEER ES UNA MANERA DE ESCUCHAR, UNA INVERSIÓN DE CONFIANZA

Los ordenadores no han de sustituir a los libros de texto.

Los libros de texto se han de extinguir en primaria y secundaria obligatoria. Los ordenadores han  de tenerse a mano. Sólo eso.

La educación del siglo XXIV, creo, seguirá siendo peripatética. Un profesor y unos alumnos sentados o caminando. En este último caso con una pequeña mochila y libros. Dos o tres mil.

Seguramente vendrán en alguna cosa semejante a una tablet. Pero serán libros. Voces fosilizadas (ésta sería la parte que Sócrates no aprobaría) pero personas al fin y al cabo. En los libros de texto no hay personas hablando aunque los escriban personas. No están allí con su personalidad. No les han dejado. Y el alma humana no está para ser educada con textos sin alma.

Con el libro estableces una relación completa. De arriba a abajo. O bien le das plantón. El profesor está para presentar los libros a los alumnos. Cuando el joven se haya familiarizado con esa clase de "sociedad", el mismo buscará los mejores amigos para cada ocasión.

En un post anterior decía que la relación que se establece con un libro  de texto tiene algo de religiosa en el sentido del practicante rutinario. Más que conocimiento impone adhesiones, suele mover a la recitación, a la "dependencia de lo que es literal". Tradicionalmente se le llama "estudiar".

El libro de divulgación, si además tiene alguna cualidad literaria, es un discurso que puede hacerse tan interesante como el autor sepa. En realidad lo que hace el alumno se parece más a escuchar una conferencia. Sabiendo que al final podrá preguntar (al profesor, claro) y opinar si es el caso. El lector le otorga confianza. Escuchar (o leer) y confiar son habilidades que no morirán nunca. El libro de texto, en cambio, no trata de confianza sinó de sumisión. Convoca a un conocimiento cautivo y sin promesa de emoción.

El libro de divulgación propone una manera de escuchar atentamente. Convoca al diálogo humano. Todas las partes son libres. El autor, de atraer a su público. El lector, de acercarse, de escuchar o de aplazar. Un punto de obligación existe siempre. Todos estamos obligados con el mundo.

El ordenador está para la acción. Se le piden cosa y a menudo con urgencia. El libro es para la reflexión, para escuchar y madurar en la confianza. Ambas actitudes, creo, seguirán siendo necesarias en el siglo XXIV.

dimecres, 3 de setembre del 2014

UN PAÍS DE JÓVENES QUE LEEN

Según las encuestas los jóvenes leen menos que cuando eran niños. Obviamente leen, pero menos. Ahora se escribe una ficción gruesa y muy emocional para ellos. Pero no hemos de olvidar que estan en la edad en que los libros de texto se vuelven exigentes. Justamente en una edad en que no están para exigencias sino para aclaraciones y opciones.

Imaginemos la utopia. Los libros de texto no existen. Los editores se esfuerzan por sacar libros de divulgación de aspecto modesto y bajo precio que los institutos coleccionan en las aulas. Los profesores se ocupan de tener libros para todos los alumnos y para todos los temas. Los claustros o los departamentos discuten las compras de cada curso. Para enriquecer las bibliotecas de aula, que ya tienen material suficiente, pero que han de mantenerse al día tanto en temas nuevos como en nuevas perspectivas. Se toman en cuenta las sugerencias de los padres y hasta los desiderata de los alumnos.

Las editoriales presentan cada año series y colecciones que amplían la oferta y dan fe de lo que preocupa a la sociedad. Compiten por tener a los mejores autores del género de la divulgación, a la vez que forman a nuevos escritores en el arte de hacer apasionante el conocimiento. De vez en cuando organizan conferencias, simposios y congresos para maestros e incluso para jóvenes.

Los jóvenes, a principio de curso, analizan con el profesor el currículo de aquel curso y los retos que les esperan. Pueden leer cuando quieran, pero lo han de hacer obligatoriamente cuando el profesor presenta un tema y expone los trabajos a hacer. Expone el "trailer" del tema y dirige a los ejecutantes (los alumnos) entre bibliotecas y materiales para que todo el mundo llegue a buen puerto. No hay un listado mínimo ni máximo de conocimientos que se obtendrán de la lectura y el diálogo (también de los ordenadores). Cada cual puede llegar al máximo que quiera y sea capaz de demostrar. Hasta los trabajos de los alumno, pasando el criterio del profesor editor, pueden ser impresos y encuadernados (impresión bajo demanda) para ser incorporados a la biblioteca del centro o ser "vendidos" a otros centros.

Los jóvenes han llegado a tener autores favoritos de no-ficción y luchan por conocerlos e ir a sus conferencias. En  el fondo se sienten orgullosos de que personas importantes se los tomen tan en serio. Notan que la sociedad les tiene en cuenta y les valora. Que el mundo les enseña con honestidad cómo van las cosas y qué se está haciendo. Y hasta les pide opinión. Y no es un paripé.

Yo creo que en una utopía así muchos jóvenes sentirían que la sociedad les ama y les tiene en cuenta. Y muchas actitudes mejorarían. Tan sencillo como cambiar el trabajo y el esfuerzo de unas determinadas editoriales.

Sólo es un presentimiento.

dissabte, 30 d’agost del 2014

EL NUEVO NEGOCIO DE LOS TEXTOS ESCOLARES

Es evidente que el día en que la Biblioteca de Aula substituya a los libros de texto, la facturación de las editoriales, de entrada, caerá. Supongo  que ya está cayendo con la reutilización. El libro de texto es un gasto cautivo y redundante.

Pero también es posible que se descubra una pasión lectora que compense.

El gasto escolar, creo, debería ser más elástico para las familias y más potente para las escuelas y las administraciones.

Ciertamente la producción de libros de divulgación sencillos es posible que no aporte a las editoriales las entradas fijas y elevadas del libro de texto, pero es que tal vez no deberían concebirse como el único material escolar editable.

Creo que hay mucho mercado para murales escolares que podrían archivarse en diferentes espacios-laboratorio.

Sin duda mapas, obras de arte para comentar en clases de historia o arte, esquemas, gráficos estadísticos, ilustraciones... ¿Hay tradición de comentar cuadros en clase?

Y todo este material también puede presentarse en formato manipulable, reforzado para el trabajo "de batalla". Un minimural transportable que se trabaja en grupo. Se podrían aquí añadir documentos históricos preparados para el comentario o selecciones de textos sociales o filosóficos y históricos "arquetípicos", fotografías de objetos históricos en vistas diferentes y con pies informativos a partir de los cuales proceder a investigaciones... Cuando se trae algo de cabeza es cuando entran en escena los ordenadores. El ordenador sirve para cuando ya hay ideas y proyecto. Cuando las cosas principales ya están claras.

Podrían concebirse, además, murales de cuestionario con letra muy grnade y visible desde toda la clase, contestables con hojas de 10 espacios de respuesta numerados, y que respondan al código del mural cuestionario. Las hojas-repuesta pueden ser estandarizadas y servir para cualquier cuestionario. O haber cuestionarios-modelo de diferentes asignaturas.

Fichas clasificables de cualquier clase de ínput. Por ejemplo fotos de animales raros para debatir hipótesis y investigar la clasificación taxonómica... O simplemente cosas que clasificar.

Trabajo de las editoriales es dinamizar el aprendizaje abriéndose a toda clase de materiales y estimulando la creatividad de los maestros. Quizá también organizando seminarios y conferencias. Trabajo de los claustros es diseñar las bibliotecas de aula y los espacios-laboratorio, decidir el gasto propio en materiales y pactar el gasto familiar imprescindible con las AMPAS.

La Biblioteca de Aula  también es cosa de todos.

dilluns, 25 d’agost del 2014

TRABAJAR CON BIBLIOTECA ES JUGAR A SER ADULTO

Jugar es cosa muy seria. Fijáos, si no, como se ponen los niños cuando sospechan que alguien hace trampas. De hecho, el espíritu del juego dura toda la vida, proporciona muchos puestos de trabajo y da sentido a muchas vidas. Todo empresario es jugador en un mundo que quizá no tenga mucho más sentido.

Los catorce años no son mala edad para seguir jugando. Los hijos de los caballeros medievales aprendía jugando con espadas de madera. Estudiar es también aprneder a trabajar. Lo que no entiendo es por qué no lo hacemos de manera más natural (y no me refiero a la "gamificación").

¿Qué hace un intelectual adulto cuando investiga algo? Busca libros y documentos. Al fin y al cabo, la escuela se basa sobre todo en aprendizajes intelectuales. No suele haber talleres artesanales en las escuelas. Lo que hacemos es descartar de entrada a los que no teinen vocaciones intelectuales para dedicarnos a formar a los que quedan para artesanos industriales en los talleres de FP que serían demasiado caros para toda la población. No sé si tiene lógica pero sucede así.

Asumiendo que la escuela es una institución básicamente intelectual, démosle los juguetes adecuados: libros, documentos y objetos de investigación adecuados. Mi poca experiencia me dice que cuando los jóvenes preparan dosieres y "trabajos" se sienten jugando a investigar. No creo que eso esté reñido con la "cultura del esfuerzo". Pero jugando el esfuerzo es asumible y hasta placentero.

Escribir libros de divulgación asequibles no es "vulgarizar" el conocimiento como algunos dicen. Es dar herramientas para aprender lo que deberá hacerse de mayor. Nadie será opositor, será estudioso de un tema. Seguro que Induráin no aprendió con una bicicleta de competición a los doce años. Menos a los ocho o a los seis. Cada edad tiene su bicicleta.

Ojear libros, comprometerse con algunos, tomar notas, discutir, llegar a conclusiones, buscar un dato olvidado, leer una cita... Puede ser como jugar a maestros. Mi hija volvió un verano a casa comprometida a jugar a gerente de hotel. Hacía unas reservas primorosas en un libro de cuentas de su abuelo. Tenía un álbum con fotos de habitaciones y las enseñaba con una profesionalidad que ya me gustaría ver en algunos establecimientos. Tenía ocho años.

Buenos trabajos, buenos conocimientos, buenas conclusiones, buenas explicaciones pueden ser un final ganador para un curso escolar. Un juego en el que todos han ganado, un juego cooperativo como los que explica Jared Diamond que practican algunos "pueblos primitivos" actuales en "El mundo hasta ayer".

¿Fabricamos los "juguetes" adecuados para estos juegos?

dimarts, 15 de juliol del 2014

LECTURA LIBRE PERO ORDENADA

Aprendizaje con lectura y diálogo.

No se trata de lanzar a los alumnos a la lectura y basta. Que nadie se ponga nervioso. El profesor ha de proponer un tema de estudio con claridad, lo ha de definir, describir, enumerar, problematizar y apuntar hipótesis.

En este proceso los alumnos no tienen porqué ser mudos. El profesor ha de saber qué saben previamente y deshacer malentendidos, ha de pautar las vías mentales con las que los alumnos encontrarán el camino. Y para acabar la primera fase, ha de presentar los libros que se tienen a mano y hacer algunas sugerencias para buscar otros.

La pizarra es necesaria. Incluso una cartulina grande donde ideas básicas, esquemas, cronologías o bibliografías puedan quedar colgadas en lugares consultables. Después se puede pasar a un hojeo informal de los libros con comentarios de viva voz.

Si  el trabajo deberá ser en grupo o individual deberá quedar claro antes de comenzar y los grupos, si es el caso, habrán de estar hechos. Para la primera ojeada los libros pueden estar dispuestos en una mesa larga y los alumnos han de poder pasearse o sentarse un momento y comentar en voz baja. En el trabajo por grupos habrá que improvisar mesas grandes. En momentos de trabajo individual sería práctico que las mesas mirasen a la pared para evitar distracciones en la lectura y para que el profesor pueda tener una visión global del aula y vea quién necesita ayuda.

Yo pediría a cada alumno que tuviera lápiz y un pequeño bloc de notas a mano. No hay que olvidar que se trata de una lectura de trabajo y habrá que tomar alguna nota que pueda ser útil más adelante. De entrada la cita habitual: autor, título, editorial y año. Después palabras o expresiones no entendidas, ideas que llamen la atención o que se presuman interesantes para sacarlas a colación más a delante. No ha de obsesionar ni hacerse pesado, bastaría con apuntar una sola palabra y el número de la página entre paréntesis. Un interrogante o un signo de admiración podrían indicar duda o interés. Después serán las fichas de lectura y de trabajo y servirán para hacer citas en las discusiones posteriores.

Un buen ejercicio sería que cada alumno escogiese un fragmento del libro que le pareciese de gran interés para leerlo en público. Es un ejercicio que puede introducir un debate interpretativo.

Después vendrá el trabajo en grupo.

dissabte, 5 de juliol del 2014

LIBRO ESCOLAR, LITERATURA NUEVA

Estoy convencido de que la divulgación juvenil es un paradigma literario nuevo. Existe para los adultos pero no para jóvenes. ¿Cómo puede ser?

Se supone que un buen libro (de ficción) para jóvenes ha de poder seducir también a los adultos. Y, al revés, muchos libros de ficción originalmente escritos para adultos suelen prescribirse también como lecturas escolares... de ficción. No obstante se publica constantemente una extensa literatura (de ficción) sólo para niños y jóvenes que suele hacerse un espacio generoso en las librerías.

Me parece, no obstante, que la literatura de "no ficción" no acaba de encontrar el camino de la juventud. Hay y ha habido excelentes divulgadores para adultos que han sido considerados simplemente escritores. Empezando por Platón o Lucrecio, Galileo o Diderot, Flammarion o Darwin, Wilson o Jay Gould, Savater o Arsuaga. ¿Qué autores de "no ficción" conocen los jóvenes ahora mismo? ¿Asimov? ¿O algún otro que, de vez en cuando, se acuerda de que los jóvenes existen?

Cuando empiezas una carrera humanística no suelen haber libros de texto. Lo primero que presenta el profesor es la bibliografía del curso. Muchos libros para abrir la mente. Aún no he visto la razón para que la mente se vea confinada y dirigida en los estudios humanísticos anteriores a la universidad. Hasta las "Ciencias Naturales", en el bachiller y antes, en la ESO, tienen algo de humanísticas. De hecho, todo és humanístico desde algún punto de vista. Sólo los aspectos más inmóviles de las ciencias más duras merecen o demandan libro de texto. Son aspectos en los que todos convendríamos que la mente ha de ser confinada y dirigida.

Los aspectos "humanos" de todas las ciencias merecen un tratamiento humano, argumentado, inquisitivo, algo contradictorio. Y esta "apertura de mente" sólo la pueden proporcionar "autores", escritores libres y responsables a la vez que un tanto polémicos. ¿Por qué deberíamos mantener a un joven de catorce años lejos de la polémica, la argumentación y la contradicción? ¿Para que llegue inmaduro a la universidad?

Desde primero de ESO todas las asignaturas deberían tener libros, y más libros. Visiones, visiones y más visiones. Opiniones, opiniones y más opiniones. ¿O no está el profesor para ayudarlos a navegarlas y a ordenarlas? La capacidad, el mérito, el interés de los alumnos también podría medirse por la cantidad de libros de la Biblioteca de aula que son capaces de procesar.

Reivindico que los adolescentes aprendan con lecturas de autor hechas para ellos. Que los autores luchen por ganárselos. Que los profesores conozcan a los autores, que los autores conozcan a "su público", que la crítica circule y los conocimientos circulen también abrigados en ideas. Que las librerías abran el conocimiento normalizado (no espectacularizado) a los jóvenes.

Dominar un libro de texto no se ha demostrado un reto interesanto para un joven. ¿Y si cambiásemos la propuesta?

dijous, 3 de juliol del 2014

EL LIBRO DE TEXTO EN SU SITIO

Hay que hacer justicia. Reconozcamos que el libro de texto sí es necesario. Pero en su lugar.

¿Y cuál es ese lugar a mi modo de ver? Intentaré argumentarlo.

Primero, cuando el estudio es vocacional. Es decir, cuando el estudiante ha hecho una opción. Ha decidido que quiere aprender determinados conocimientos, que le serán necesarios y se pone en manos de expertos porque así lo decide o porque es el sistema homologado. Es decir, se somete voluntariamente a una disciplina. Eso comienza a afectarles a los alumnos del Bachillerato, o dicho de otra manera, en la Secundaria Obligatoria.

Segundo, cuando los estudios son de tipo teórico o técnico y unívoco. Me refiero a lo que suele denominarse ciencias aplicadas o tecnologías, donde los procesos son inequívoca e históricamente refrendados por la experiencia o a las ciencias llamadas "duras" donde los axiomas son matemáticamente demostrables y no hay opciones para abordar el conocimiento. Si alguien quiere aprender álgebra o náutica, química orgánica o arquitectura, no hay muchas opciones, ha de seguir procesos homologados. Eso afecta a la mayor parte de estudiantes de Ciencias, Ingenierías o niveles superiores de Formación Profesional.

Ahora bien, someter a esa clase de disciplinas a alumnos que luchan por una formación básica, para hacerse una idea del mundo y que se esfuerzan en encontrar una vocación, creo que es cruel y contraproducente.

Intentaré responder a todas las objeciones.

dimecres, 11 de juny del 2014

DE LOS LIBROS DE TEXTO A LOS LIBROS "CON TEXTO"

En un post anterior he mostrado imágenes de libros de divulgación actuales que podrçian leer los jóvenes y la foto de un divulgador estrella del momento actual. No tenemos mucho más y no tenemos ni para empezar. ¿Podríamos poner a toda la classe a leer sobre el mismo tema? No. La oferta editorial está pensada como un complemento, no para el "estudio en sí" que se abandona al epigramático libro de texto. La ciencia "en pastillas" (que, por cierto, cada vez abundan más en los libros de texto).

Las editoriales podrían sustituir los libros de texto por "bibliografías específicas" (como la Biblioteca de la Prehistoira que os podéis bajar en la pestaña "Biblioteques d'Investigació Jove" -en catalán, de momento) y por "libros singulares", infinidad de libros singulares. Entre unas y otros se podría completar todo el currículo en bibliotecas de aula bien dotadas (no menos de mil o dos mil volúmenes una vez activas) e ilimitadamente ampliables. El libro de texto podría quedarse simplemente en un cuaderno-recordatorio del currículo anual.

Bibliografías específicas serían lotes de diez o veinte libros del mismo tema por diferentes autores, de diferentes partes del tema o desde perspectivas distintas. En lotes duplicados o triplicados permitirían que toda la clase pudiese estar leyendo. Que más de un alumno leyese el mismo libro, que todos consiguieran ideas parecidas y a la vez distintas. Que al cabo del tiempo de lectura hubiese materia para el debate y la puesta en común. Todo el mundo podría decir algo y aportar su "visión".

Libros singulares serían aquellos fuera de lote que tanto permitirían completar bibliografías ya existentes como estar al día de nuevos avances o de nuevas perspectivas de cada disciplina. O bien libros interdisciplinares que pudieran acoplarse a distintas bibliografías. Todo junto haría más variada e interesante la vida de los editores de libros escolares (en los cuales también se ha de pensatr). Por primera vez podrían los editores cooperar además de competir (ya desarrollaré este punto en otro post).

En otro lugar explico cómo concibo estos libros (ver el post "Libros para una Biblioteca de Aula" en la pestaña "Bibliotecas de Investigación Joven"). Sólo insistiré en que sean breves y amables para que el más incompetente de los alumnos pueda leer al menos uno en un tiempo razonable. Creo sinceramente que a medida que pueda conectar (en eso el trabajo de recomendación y de soporte a la lectura del profesor es la carta principal), cogerá un poco más de amor a la lectura y será más competente (y tal vez llegará a leer en casa por iniciativa propia o bien comprar él mismo algún libro, de divulgación o no). Y quizá evitaremos que el público adolescente deserte de la lectura al acabar la primaria.

dilluns, 26 de maig del 2014

LIBRO DE TEXTO Y "DEPENDENCIA DE LO LITERAL"

Hago una breve digresión en la argumentación sobre divulgación juvenil.

Leo el libro de Maite Ruiz Flores, "Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal"



Me confirma una impresión que he tenido siempre: los alumnos no aprenden, "estudian", que es otra cosa. Vaya, que reproducen esquemas, frases y enunciados, pero sin saber muy bien qué hacer con ellos. Dicho de otra manera, el Renacimiento no es una visión del mundo de unos antepasados sino la lección 9 del libro, justo con los enunciados que lleva. Incluso hay un momento del libro en que Maite compara el aprendizaje con libro de texto con el que se hace en las escuelas coránicas "agitando la cabeza" y me ha recordado lo que hacían muchos de mis compañeros de escuela, allá por los años sesenta. Y es que el ejercicio de meterse dentro las enciclopedias Álvarez era muy físico. Eran musulmanoidesmadraseros sin saberlo.

No exageremos. Seguro que hay alumnos capaces de trascender esa triste realidad. Pero ¿hacemos la escuela sólo para ellos?

dimecres, 21 de maig del 2014

¿AMA LA SOCIEDAD A LOS JÓVENES?

Tenemos una sociedad donde los adultos producen y los jóvenes consumen. El relevo es unidireccional. Los adultos retiran poco a poco a los jóvenes del consumo para que los sustituyan en la producción (a grandes rasgos).

El libro de texto es un intermediario en esta sociedad de hormigas disciplinadas.

Es una sociedad que, como sociedad, no ama a los jóvenes, los cría y los moviliza según conviene (después cada familia sabrá cómo ama o deja de amar, no se considera un tema "social"). Mientras tanto se les uniformiza, antes de movilizarlos, a base de currículos expresados en libros de texto.

A cambio, puedo imaginar una sociedad que, toda ella, ama a los jóvenes y que mantiene un diálogo permanente entre generaciones a base de adultos que escriben libros de divulgación escolar (y no escolar), de conferencias, de participación diversa y de escuelas dinámicas donde los jóvenes se acostumbren a leer las cosas, a ser mayores, a entender de todo y a interpelar educadamente a todos los adultos (toda la tribu) que se está preocupando de que entiendan el mundo. Y quizá aún tendrán ideas antes de tiempo y todos podrán consumir y producir en buena armonía.

Quién sabe.

dilluns, 19 de maig del 2014

EL CURRÍCULUM EN UNA BIBLIOTECA DE AULA

En un post anterior comentaba los 16 temas de un libro de texto de Sociales. Supongamos que somos maestros atrevidos y que estamos reuniendo una Biblioteca de Aula sin soporte oficial. Hemos concentrado los 16 temas en sólo 5: La Tierra Física; La Tierra Viva; La Tierra Social; La Prehistoria; La Antigüedad. Eso nos da un mínimo de mes y medio por tema, dejando algunos días para celebraciones escolares incluídos los exámenes.

Esto es una ficción porque los libros que necesitaríamos no están ni escritos, pero abandonémonos a la imaginación.

La Tierra Física. Está el libro ¿Por qué las montañas no se ven desde el espacio?, también tenemos ¿Cuánta agua hay en el mundo?, y El choque de dos continentes en directo, y no olvidemos Miserias y descubrimientos del señor Humboldt, o La llanura euroasiática y el fin de los rinocerontes gigantes, sin prescindir de Cuando las dos Américas eran realmente dos, o El día en que Islandia salió de las profundidades, así como los famosos La Tierra y sus hermanos ventosos y La gota malaya y las cuevas del Drac. No puedo citarlos todos, pero hay diez más y los tenemos todos duplicados.

Cuando nos toque La Tierra Viva no faltará trabajo. Podremos leer ¿Por qué los desiertos están tan mal repartidos y el inefable ¿Cómo murió el capitán Franklin?. Y quizá reiremos, sin que el libro se lo proponga, con ¿Cómo es que la lluvia me persiguió todo el viaje? o con Los americanos comían caballo e iban a pie...

Para La Tierra Social abriremos boca con El nigeriano que se hacía un coche en un vertedero, ¿Por qué es peligroso querer siempre más? y De Biescas a Nueva Orleans, las aguas bajan y suben, o ¿Por qué no es bueno hacer cola en el Everest? También La Tierra se acaba el viernes y ¿Para qué sirven realmente las finanzas? Y muchos más.

El día que empecemos con la Prehistoria usaremos la Biblioteca de la Prehistoria además de Últimos hallazgos de los primeros fuegos y Los neandertales más cerca o Comerciantes prehistóricos.

Para la Historia Antigua usaremos ¿Cómo es que comerciaba gente que no se conocía? y Entre el bronce y el hierro, las batallas tecnológicas de antes, sin olvidar Llega un momento en que las leyes deben escribirse. Tampoco faltará ¿Cómo se las arreglaban para construir cosas tan altas? ni ¿Eran los bárbaros así de bàrbaros? ni ¿Tenía el Imperio que entrar en crisis o no?

Y si hojeamos estos libros nos sorprenderemos de que en el fondo sean tan rigurosos, breves, serios y amables a la vez. Es un esfuerzo editorial que agradecemos a los editores que año tras año afilan la imaginación y crean catálogos completíssimos. Igualmente a los autores que han aprendido a redactar con una claridad y un interés que nunca antes se había conseguido. Y a los profesores, que ahora leen tantos y tantos pequeños libros antes de comenzar el curso (aunque no se quejan porque eso les mantiene al día y no deja de ser un placer).

A todos ellos, sinceramente, GRACIAS.

divendres, 16 de maig del 2014

UN JOVEN CON UN LIBRO DE TEXTO

Un joven con un libro de texto es un duo clónico. Lo encontraremos repetido en una misma clase veinte o treinta veces. El joven será la parte variable, pero el libro de texto será la constante. Parece que con una constante de por medio deberían hacerse cálculos bastante exactos. Quizá esa sea la idea

Pero la Naturaleza es tozuda y la "parte variable" no se deja computar.

Bueno, ironías a parte. El mundo es infinito y los libros de texto que lo explican son muy finitos. Tal vez demasiado. Podríamos pensar que el libro de texto iguala las oportunidades, pero quizá no sea así. Todos los alumnos reciben presión para asimilar ese recurso igualador, pero al final es una decisión suya y una posibilidad suya. Si el objeto en cuestión inhibe su voluntad i/o diverge de su posibilidad, no hay alternativas. Ahora la presión pasa al profesor. Tampoco el puede igualar alumnos desiguales si no los trata de forma diferente, si los trata como si todos fuesen opositores motivados para conseguir un puesto de trabajo público.

No seamos pesimistas. El libro de texto siempre está ahí (si no se pierde), siempre se le puede "atacar" de otra manera. Es cuestión de adaptarse. Al alumno le podemos ayudar a consultarlo (aunque no quiera), tanto el profesor como los padres, un compañero, un tío... Siempre está. Aunque aquí yace también una pequeña trampa. Como siempre está, ya encontraré el momento de acercarme a él. ¡Ay, Dios! ¡El examen es mañana! ¿Se le puede pedir a todo el mundo mentalidad y vocación de opositor?

El libro de texto tiene unos argumentos, unos ejercicios, unos esquemas, mapas y gráficos escogidos por alguien. Lógico, alguien había de hacerlo. Pero me refiero a que siempre serán una elección finita sobre posibilidades infinitas. ¿Qué maestro no querría coger un libro de texto pero juntándole trozos de otros? Bueno, ya lo hace. Hace fotocopias. Por eso CEDRO se encarga de que las paguemos más caras.

¿Y si la elección de materiales si hiciera en el escalón más bajo de la cadena: maestros y alumnos? ¿Y si cada alumno tuviera más poder de decisión y no tuviera el recurso de fiarse de su libro faldero el día antes del examen? ¿Y si el examen fuera otra cosa?

¿Y si el aula fuese un centro neurálgico del mundo con toda la variedad posible de libros y recursos? ¿Y si el profesor fuese el motor y animador y el alumno el animado a "ver el mundo"? ¿Y si el examen fuese una comprovación de que el alumno se está moviendo y está viendo el mundo?

Ya sé que es más fácil de decir que de hacer.


divendres, 9 de maig del 2014

BUROCRACIA ESCOLAR

Uno de los primeros impactos que recibías como antiguo profesor de la antigua EGB era la obsesión que tenían los jóvenes por saber si un contenido era "de Sociales" o "de Naturales". Notabas que para ellos era una cuestión administrativa, un problema de archivo.

Encajaban mal que cosas muy parecidas pudiesen tratarse en Sociales y en Naturales... y ¡hasta en Lenguaje! Yo reconozco en ello un síntoma de burocracia educativa, de enseñanza sin significado, de gusto por el saber poco o mal transmitido. "¡Je m'acusse!". Hablo de hace treinta años, ¿alguien se reconoce aún en esas vivencias?

¿Qué hace un joven con un libro lleno de textos compartimentados, de gráficos, dibujos, fotos, mapas, textos "empastillados", enumeraciones...? ¿Y todo eso en un orden particular y a veces indescifrable? Habrá quien diga que tienen toda una escolaridad para aprender a tratar con esa clase de "textos". Yo le responderé que, sin duda, crearemos una nueva clase de técnicos. Expertos en descifrar maquetaciones y, al final, en pasar oposiciones.

Desengañémonos. Al menos desde la ESO actual, el libro de texto será el manual de oposiciones que ayudará a nuestros jóvenes a transformarse en perfectos opositores. Como mínimo si un profesor o claustro conscientes no le ponen algún remedio creativo. Como mínimo lo será para la grande o pequeña minoría que decidan entrar en este juego.

No seamos aguafiestas. Los jóvenes tienen un cerebro suficientemente plástico como para incorporar el libro de texto simplemente como una guia que incorporar a sus innumerables vivencias sociales y culturales. Seguro que sí... ¿O no?

Intentaré analizarlo en el próximo post que llevará por título: UN JOVEN CON UN LIBRO DE TEXTO.










dijous, 1 de maig del 2014

EL CURRÍCULO EN UN LIBRO DE TEXTO



Tengo a la vista un libro de Ciencias Sociales de 1º de ESO.
Veo el índice y contiene 16 temas. Con el libro, cada alumno tendrá una colección de textos esquemáticos, gráficos explicativos, esquemas, mapas, pastillas de información paralela, preguntas de actividad parcial, preguntas de evaluación, ejercicios, fotos y dibujos ilustrativos para decorar la imaginación. Parece bastante competitivo.

Sin embargo pienso que hay ahí mucho trabajo desperdiciado. Los mapas y los gráficos, así como muchas fotos, esquemas y dibujos se repetirán a lo largo de la escolaridad porque la editorial los aprovechará en uno y otro nivel (son caros). Pero, en sí mismos, pasarán en su mayoría desapercibidos y se amortizarán con el libro. Los textos también se reciclarán y, lo que es peor, no siempre llegarán al alumno por la escasa "vida" que contienen. En cualquier caso, el alumno pensará que los tiene a disposición todo el año y siempre podrá recurrir a ellos... hasta que sea demasiado tarde, porque el exámen es mañana. Propondría hacer un estudio documentado y científico sobre la permanencia de cada libro de texto en la mente de los alumnos. Sospecho que sería carísimo y descorazonador.


La "vida" de un texto escolar pienso que depende de una mínima permanencia en el argumentario principal de un período escolar. Si las definiciones de latitud y longitud tienen recorrido y uso a lo largo de un mes, al menos, en un curso en la mente del alumno y son de valor a lo largo de diversos cursos, quizá sí que el texto tendrá "vida".

¿Podemos asegurar vida a los textos de un libro de texto con 16 temas?

divendres, 25 d’abril del 2014

EXPLICAD EL MUNDO A LOS JÓVENES!

Escribid para los jóvenes!

Profesores, maestros, periodistas, investigadores, expertos, ¡escribid para los jóvenes!

A un niño lo educa toda la tribu. ¡Escribid para los jóvenes!

Para que entiendan el mundo. ¡Escribid para los jóvenes!

Para que entiendan la contradicción. ¡Escribid para los jóvenes!

Porque hay muchas visiones del mundo. ¡Escribid para los jóvenes!

Poque habéis visto lo que no ha visto nadie. ¡Escribid para los jóvenes!

Porque tienen derecho a verlo todo de todos. ¡Escribid para los jóvenes!

Porque nadie lo explicará como vosotros. ¡Escribid para los jóvenes!

Para que nada quede fuera de la escuela. ¡Escribid para los jóvenes!

Para que aprendan a opinar. ¡Escribid para los jóvenes!

Para que aprendan a elegir. ¡Escribid para los jóvenes!

Para que puedan tomar vuestro lugar. ¡Escribid para los jóvenes!

Profesores, animadles a leer, observadlos cómo leen, escuchad cómo razonan, apoyadlos en la búsqueda, ayudadles a llegar a conclusiones, medidlos en su progreso.

De momento, sin embargo, la tribu aún no se implica.

dimecres, 23 d’abril del 2014

SUPUESTOS PARA UNA BIBLIOTECA DE AULA

Una biblioteca de aula podría contener unos cuarenta libros por tema a estudiar. Pongamos 6 temas por asignatura y año. Algunas asignaturas son más prácticas, como,las matemáticas o la música y no requerirían tantos. Otras, quizá más.

Contemos las asignaturas: Matemáticas, Lengua Propia, Lengua Estatal, Lengua extranjera, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Arte, Música, Deportes, Tecnología, Espiritualidady Ciudadanía (o lo que sea). Reduzcámoslo a 9. 40x6 hacen 240 libros por asignatura. 240x9 hacen 2160 libros por curso.

Es obvio que esta cifra podría reducirse en arte, música, deporte, matemáticas y tecnología. Quitemos 4 temas por cada una de esas asignaturas, es decir, 4x5 hacen 20 temas por 40 libros cada tema y podremos restar unos 800 libros. Eso nos dejaría la Biblioteca de Aula en 1360 libros. A un coste unitario de diez euros, una biblioteca costaría 13.600 euros (poco más de dos millones de las antiguas pesetas).
Y si alguien objetase el problema del espacio, pues planteémoslo. A razón de un centímetro de grosor por cada libro, ocuparían poco más de 13 metros y medio de estanterías, que, en estantes de 20 cm de altura por 80 cm de longitud, a razón de seis estantes por mueble, creo que nos exigirían unas tres librerías; es decir, 3x6 harían 18 estantes que, por 80 cm cada uno darían 1440 cm, es decir, cerca de 14 metros y medio, suficiente para una biblioteca completa. Tampoco parece un gasto grande de mobiliario (de hecho debe existir ya o puede remodelarse) ni en espacio de aula con librerías que no tendrían que superar 1,40 metros de altura.
Todo junto no parece un coste excesivo para un material que puede tener larga vida, que puede irse reuniendo a plazos mientras se hace la transición y que podría ahorrar a las familias el gasto anual en libros de texto y concentrarlo en nuevas adquisiciones para la biblioteca y en material escolar diverso.
Es obvio que la Administración podría hacerse cargo de gran parte del coste de la biblioteca y del material de los laboratorios. Mientras que las familias podrían hacer pequeñas aportaciones anuales a la ampliación y actualización de la biblioteca así como costearse el material fungible con mayor desahogo. Y pagar los cinco euros que podría costar el "libro de texto del curso" (ya no por asignaturas) reducido a simple guia y recordatorio de autocontrol.

Hacer funcionar la enseñanza con esos medios, creo, sólo exigiría más inversión en formaciòn de profesores (inicial y permanente), cierta reestructuración del esoació del aula y de los espacios del instituto y una mayor autonomía de los alumnos.
Sé que no es poca cosa. Lo iré tratando por partes.

diumenge, 23 de març del 2014

CÓMO PASAR DEL LIBRO DE TEXTO A LA BIBLIOTECA DE AULA. Parte III


"...la información y la comunicación masivas informan sin orientar". "Acumular información es una manera de librarse de la incómoda tarea de pensar porque la instantaneidad de la información impide la reflexión." (Daniel INNERARITY, "La democracia del conocimiento").

Creo que la renovación de la escuela está precisamente más allá del libro de texto, de los tutoriales informáticos, incluso más allá de la voz del profesor aunque ésta sea imprescindible. Más allá de la "información". La renovación de la escuela está en la 'visión del mundo", en la ética, en la sociabilidad, cosas, todas ellas, que son propias de cada uno de los alumnos. Porque la batalla por la educación se juega en la mente de cada uno de ellos.. Y no es la información, o sea lo que ahora principalmente estamos dando, lo que les hará libres. Otra cosa es si queremos que lo sean.

La renovación de la escuela está, creo, en que los jóvenes aprendan a "ver el mundo" con ojos propios. Y pienso que para eso, la voz del profesor es insuficiente. Y por supuesto ya ni pienso en el libro de texto, que no es una voz sino una colección de epitafios, una glosa de la cultura en estado de coma.

Una Biblioteca de Aula podría ser una buena herramienta de renovación de la escuela, creo, si contiene voces auténticas. Es decir, libros auténticos. Libros para leer, no "de estudiar", aunque con ellos se pueda estudiar. Libros escritos por personas que amen los temas y los hagan vivos para los alumnos. Sin historietas, sin subterfugios "para atraer". Ha de ser la vida que hay en el tema la que atraiga. El ejemplo y la palabra del profesor ha de atraer hacia los libros. Y así los alumnos verán que en el mundo hay muchas voces, muchos cerebros en acción explicándole cosas, unos mejor que otros. Y el profesor podrá concentrarse en ser un guía, no la única voz que transporta el mundo.

Y no quiero decir que la única actividad que lleve al conocimiento sea la lectura. Ahora bien, creo que la palabra del profesor y la lectura sí que son el principio. Después la actividad "de estudio" se diversificará tanto como haga falta. Y para eso deberé explicar como concibo: a) los libros de una Biblioteca de Aula y b) las actividades "de estudio".

Pronto.



dimecres, 19 de març del 2014

COMO PASAR DEL LIBRO DE TEXTO A LA BIBLIOTECA DE AULA. Parte II

Explicaba un editor de textos escolares que se contemplaban tres clases de sustitutos informáticos del libro de texto. Són éstas:

El "flipbook" es una transposición de páginas a pantalla (un "pasapáginas"). Es como tener el libro de texto dentro del ordenador, pero con algunas posibilidades más. Se puede ampliar la vista, hacer ejercicios "encima", quizá hasta autocorregirlos. En fin, no cambia gran cosa.


El "slidebook" parece más un juego-tutorial donde cada apartado avanza a través de pantallas que explican el tema y proponen actividades "in situ" (juegos de física, preguntas, lo que sea). Tiene la ventaja de que parece un juego de pasar pantallas como los que los jóvenes acostumbran a jugar. El inconveniente es el coste de la programación y el tamaño de los archivos. También la unidireccionalidad es evidente. ¿Sobra el profesor? ¿Se limita a ser un animador entre tutorial y tutorial? ¿O quien pone "sentido" a los conocimientos?


El "webbook" tiene el aspecto de una Wikipedia "ad hoc". Diseñado como un centro de recursos interactivos, con textos, grabaciones de sonido, imágenes, vídeos y ejercicios, que el profesor puede administrar haciendo uso de su sabiduría pedagógica.


Pero yo propongo dos objeciones a todo este montaje. ¿Consiste la educación en una progresión lineal de conocimientos? ¿Los "recursos" y el profesor son suficientes para crear interacciones educativas profundas? Datos en una pantalla. Un profesor con un discurso único, propio... ¿No estaremos reproduciendo la educación de siempre pero más cara?

Intentaré demostrar que sí. Que eso sólo no nos lleva a que "otra escuela" sea posible.




divendres, 14 de març del 2014

CÓMO PASAR DEL LIBRO DE TEXTO A LA BIBLIOTECA DE AULA. Parte I

"Otra escuela es posible", es un título repetido en ensayos y libros de educación. Parece que muchos lo creen aunque la posibilidad no acabe de concretarse.

La cuestión insoslayable es decir cómo seria posible. ¿Qué hemos de mejorar o cambiar para hacerla posible? Veamos.

A los alumnos no los podemos cambiar. Sería "escoger otro pueblo" como ironizaba Brecht. Los profesores podemos mejorar. Tal vez mucho. Un nuevo concepto, mejor y más extensa formación inicial, formación permanente adecuada (ésta es la parte económica, la LOGSE lo intentó). Después estan los medios. El libro de texto es el principal. Ahora vienen los ordenadores, las pizarras digitales y TIC en general.

Descalificados como tenemos a los libros de texto como misiles balísticos anticuados, hemos de pensar en otra cosa. Si el problema del libro de texto es que es un arma que dispara en una sola dirección y a un objetivo fijo, busquemos un material diverso y flexible que pueda dispararse de innumerables maneras.

Podría parecer que los ordenadores ya cumplen esa condición, pero la verdad es que no. No, en principio. En los ordenadores tenemos metralla, gas nervioso, explosivos de muy diversa categoría, munición convencional y atómica, agentes biológicos, rumores, intoxicación informativa, material inflamable... Como estudiar en una pirotecnia. Pero, ¿qué objetivos son humanamente homologables, qué conceptos guían el uso de cada material? ¿Lo decide el profesor antes de pasar a los ordenadores? ¿Alumnos, ordenadores y profesor sin más intermediarios? ¿Con "tutoriales de texto" incorporados?

Pienso que no. Me explicaré.

dijous, 13 de març del 2014

EDUCACIÓN UNIFORMADA

El libro de texto es como el equipo del soldado. Con libro de texto se avanza como en las antiguas guerras de posiciones, en filas. Al final hay muchas bajas.

En el fracaso escolar se cuentan sólo los muertos, no la infinidad d heridos o enfermos que acaba sufriendo secuelas. Los que aprueban justito o los que sacan buenas notas en ese ejercicio gimnástico pero que, sin embargo, no conseguirán tener una "visión del mundo" propia. No interiorizarán el placer de haber luchado por la patria o por "su" mundo. O, como en el chiste "medieval' que explecaba José Antonio Marina: serán mozos de cuerda que no sabrán para que cargan con una piedra. No sudarán felices de estar construyendo "una catedral!" (J. A. Marina, "La educación del talento", ed Planeta, 2010, pp. 172-173).

Es terrible que la guerra se haya modernizado más que la educación. Como mucho, los cuarteles-escuela se han democratizado un poco, el trato es más informal y se pueden proponer tácticas nuevas. Pero la finalidad es y será salir al mercado de trabajo, a la guerra comercial.

No deberíamos extrañarnos de eso en un mundo donde la personas son "recursos humanos". Hay gente que tiene proyectos. Todo el mundo los tiene, en teoría. Pero la mayoría no pasarán de ser "recursos".

¿Nos lo replanteamos?

diumenge, 16 de febrer del 2014

LOS MISILES INTELIGENTES DE LA EDUCACIÓN

He estado usando libros de texto por una u otra razón en los últimos cincuenta años. No se puede decir que no hayan cambiado. Especialmente en los primeros años de la transición política. He visto algunas novedades notables en los contenidos y el enfoque però son los que antes han sido olvidados. Los profesores somos conservadores, enseñamos lo que nos han enseñado y posiblemente no son muchos los que mantienen al día sus materias o los que exploran nuevas perspectivas. Y los editores... simplemente ofrecen lo que tiene más salida. No hay estímulo para evolucionar. Y eso en un mundo en rápida evolución.

Por eso argumentábamos con Baumann que el libro de texto es como los antiguos misiles balísticos. Enfocan blancos que ya no existen. ¿Por qué si no la anterior ley de educativa se había de sacar de la manga una asignatura como "Ciencias para el mundo moderno"? ¿O ahora mismo "Emprendeduría"? ¿Por qué si no es para llegar a dónde las asignaturas actuales no llegan (aunque debieran)?

¿Cómo podrían ser los misiles inteligentes de la educación? ¿Aquellos que siempre acertasen el blanco por muy móvil que este sea? ¿Es decir, por mucho que cambie el mundo o la manera de "verlo"?

No os engañáis si pensáis que os diré: la Biblioteca de Aula. Honestamente creo que sí. Una biblioteca es un instrumento abierto. No para de crecer y no se tira nada. O muy poca cosa. Un buen libro de setas seguirá siendo útil en 2050. Si Plutón se ve degradado a cuerpo menor del Sistema Solar no hace falta torar los libros de astronomía anteriores. Simplemente comprar algunos libros nuevos y asumir que la visión del mundo (y del Universo) es cambiante.

Creo sinceramente que los profesores podrían llegar a sentirse cómodos. Y los editores también.

Intentaré convenceros.

dissabte, 15 de febrer del 2014

LIBRO DE TEXTO. UN ANTICUADO MISIL BALÍSTICO


sobre la educacion en un mundo liquido: conversaciones con ricard o mazzeo-zygmunt bauman-9788449328114

Leo el libro de Zygmunt Baumann 
Sobre la
educación en un mundo líquido. En el capítulo donde habla de "La cerrazón mental" hace un paralelismo entre los métodos de educación y los misiles balísticos.

Antiguamente se utilizaban proyectiles que podían dirigirse previamente a un punto concreto porque el blanco era fijo. Era la guerra de posiciones. Aquello cambió y hoy los blancos no cesan de moverse y por eso se han inventado los misiles inteligentes. Da igual hacia dónde los hayamos lanzado. Pueden olvidar esas instrucciones y creárselas nuevas a medida que analizan los movimientos del blanco.


Yo creo que el libro de texto es un antiguo misil balístico enfocado a un objetovo cultural y profesional inmóvil. Pero hoy en día la cultura cambia constantemente de perspectiva y de volumen. El "ejército enemigo" puede pasar de 100 a 1000 efectivos en pocos meses y cambiar de posición en pocos minutos. ¿Qué hace un libro de texto cuando una asociación astronómica cambia el estatus de un planeta de un día para otro? ¿Qué hace un libro de texto cuando su materia se duplica en diez años?

El profesor de hoy necesita los nuevos misiles educativos inteligentes y yo creo que son los libros de divulgación en una gran biblioteca de aula más que los ordenadores o tabletas.

Lo justificaré en próximos posts.

dimecres, 12 de febrer del 2014

LA DIVULGACIÓN JUVENIL QUE MÁS TENEMOS

¿Qué divulgación juvenil tenemos ahora mismo? De regalo y espectacular, complementaria. Vayamos a una librería. La sección infantil y juvenil muestra una babel de formatos, colores, tamaños y conceptos. La idea es que al joven se le atrapa por la vista.

Pero... ¿En realidad lo hemos de "atrapar"? Tal vez no lo tengamos adecuadamente formado. ¿Qué le hemos proporcionado en casa? ¿Qué le damos en la escuela o en el instituto? En casa, regalos. En la escuela, libro de texto y lecturas obligatorias. ¿Le hemos formado en una autonomía lectora? Quizá en la de entretenimiento. ¿Dónde le hemos enseñado que se esconde el saber "auténtico", el "serio"? En el libro de texto. Una visión monolítica y con redacción académica que a medida que nos acercamos a la universidad recierda más el estilo literario del BOE.



A excepción de honorables (y escasas) muestras, la divulgación es un entretenimiento o un complemento (para hacer "trabajos"). Veamos.

Una oferta centrada en la espectacularidad o florecillas sembradas por editores esforzados y solitarios con la mejor de las intenciones, pero que acaban sin hacer primavera (al menos no para todo el mundo).

La divulgación juvenil, creo, no ha encontrado el tono. Y debe encontrarlo, creo, en escuelas e institutos. Lo seguiremos argumentando y esperamos críticas y refutaciones.


dilluns, 10 de febrer del 2014

LA DIVULGACIÓN JUVENIL QUE NO EXISTE

En lugar de "estudiar" el libro de texto y los apuntes, los jóvenes podrían leer y discutir. ¿Qué y sobre qué?

Con una biblioteca de aula. Libros breves y provocativos sobre todos los temas del currículo del curso. En cantodad suficiente para que todos los alumnos de una clase puedan estar leyendo a la vez. Suficiente para prepararlos para la discusión. El profesor ya no es el protagonista. Sólo el mediador.


Libros entre 40 y 100 páginas según los cursos. Libros para pensar, para imaginar, para aprender a argumentar, para hacerse con las ideas básicas para empezar a estudiar de verdad. Libros de divulgación cien por cien de lectura, en los que las imágenes no sean protagonistas.

Ahora tememos libros de texto y libros de conocimientos. Éstos últimos son un circo de tamaños, formatos, coloresy subterfugios para atrapar a lectores a los que se supone desmotivados. ¿Por qué?


Repito. No tenemps auténtica divulgación juvenil. Y la divulgación para adultos sólo está al alcance de una minoría de los adolescentes.

Seguiré argumentándolo.

dilluns, 3 de febrer del 2014

BIBLIOTECAS DE AULA EN LOS INSTITUTOS

Tengo la sensación de que siempre que se habla de lectura juvenil se piensa básicamente en literatura de ficción. Lo compruebo en artículos de toda clase y en sitios de internet. Pocas veces se hace referencia a la divulgación en las bibliotecas de aula (si es que la hay).

Me parece que la biblioteca de aula, cuando la hay, es un complemento más que "la gran herramienta". El estudio se suele basar en el libro de texto, en los discursos del profesor, en fotocopias y en powerpoints. No en la biblioteca.


¿No sería bueno que se pudiera estudiar a partir de una nutrida Biblioteca de Aula? ¿Es decir que las lecturas de estudio fueran interesantes, estimulantes y provocadoras? ¿No podría formarse una biblioteca de aula con libros suficientes para estudiar activamente todo un año a base de lecturas, debates, cuestiones, recapitulaciones, argumentaciones, recapitulaciones, etc?

Pues no, no se puede. Porque lo que podríamos "formar" ahora sería un gran "circo de conocimientos", no una biblioteca de de auténtica divulgación. No hay libros en el mercado. Trataré de explicarlo en el próximo post.

dijous, 30 de gener del 2014

LIBRO DE TEXTO: ¿AMIGO? ¿AMADO? ¿TIRANO?

En la universidad descubrí que el mundo había sufrido glaciaciones (era el año 71).

Los libros de texto de bachiller no lo traían. La mayoría siguen sin hacerlo. Es la lógica interna de la repetición, de la seguridad empresarial, del conservadurismo social y económico.

En los libros de texto cambia más el cómo que el qué. Se llenan de dibujos y gráficos amables, pero la intención es directa, impositiva: "Chico, chica, el mundo es eso, apréndetelo". No hay dudas, no hay argumentos, no hay ideas. Todo son datos y hechos (¡si Dickens levantara la cabeza!). Un manual de oposiciones avant la lettre. Y una cosa así sólo puede seducir a alumnos con ambiciones sociales.


El libro de texto depende del profesor. Es como el látogo que es cruel o incoativo dependiendo de quien lo maneje. Los alumnos permanecen un año encadenados a él. Lo abandonan una vez libres o lo conservan como una muleta que tal vez les sirva otra vez. Parecería un síndrome de Estocolmo.

Pero no seamos crueles, el libro de texto lo hacen galeotes esforzados y nos resulta de ayuda. Se puede convertir en una mascota de por vida. O en una antigüedad valiosa, un testimonio de vida.

La cuestión es, ¿lo amamos? ¿Lo necesitamos? ¿Nos es imprescindible? ¿Nos da lo que realmente necesitamos? ¿Quién lo necesita? ¿Para qué?

Necesitamos esas respuestas.

UNA HERRAMIENTA ANTICUADA

Jon Amos Komensky, Comenius, publicaba su Didáctica
Magna allá por 1630. Hace poco leí ese libro y me gustó. Se respira Edad Moderna. Pero no sé si me maravilló o me horrorizó descubrir que describía demasiado bien la escuela que tenemos ahora mismo. Casi 400 años después.

Quizá exagero, no tenemos aulas de 100 alumnos y podemos desplegar muchos más profesores de los que Comenius imaginaba en aquel momento, a pesar de los esfuerzos de Wert.

Pero los argumentos pedagógicos y, sobre todo su invento estrella, el libro de texto, son los que funcionan aún hoy día. Bien por Comenius, pero no tanto por "hoy día".

Las propuestas del polaco fueron puestas en práctica a partir del siglo XIX (dos siglos después) y se universalizaron en el XX. ¿Será que no nos tomamos la educación bastante en serio?

Ahora, en el XXI, parece que la modernidad pase por la "liquidez" de internet. Y el libro de texto sobrevive en la red. Y sobrevive, creo, porque ese producto ya no es solamente educación sinó, sobre todo, ECONOMÍA.

No estoy en contra de la economía, pero sí del libro de texto. En este blog intentaré explicar por qué. En la página "Bibliotecas" ofreceré alternativas y en "Visión del Mundo", hablaré de escuelas, libros y mundo.

Procuraré no aburrir.