divendres, 9 de maig del 2014

BUROCRACIA ESCOLAR

Uno de los primeros impactos que recibías como antiguo profesor de la antigua EGB era la obsesión que tenían los jóvenes por saber si un contenido era "de Sociales" o "de Naturales". Notabas que para ellos era una cuestión administrativa, un problema de archivo.

Encajaban mal que cosas muy parecidas pudiesen tratarse en Sociales y en Naturales... y ¡hasta en Lenguaje! Yo reconozco en ello un síntoma de burocracia educativa, de enseñanza sin significado, de gusto por el saber poco o mal transmitido. "¡Je m'acusse!". Hablo de hace treinta años, ¿alguien se reconoce aún en esas vivencias?

¿Qué hace un joven con un libro lleno de textos compartimentados, de gráficos, dibujos, fotos, mapas, textos "empastillados", enumeraciones...? ¿Y todo eso en un orden particular y a veces indescifrable? Habrá quien diga que tienen toda una escolaridad para aprender a tratar con esa clase de "textos". Yo le responderé que, sin duda, crearemos una nueva clase de técnicos. Expertos en descifrar maquetaciones y, al final, en pasar oposiciones.

Desengañémonos. Al menos desde la ESO actual, el libro de texto será el manual de oposiciones que ayudará a nuestros jóvenes a transformarse en perfectos opositores. Como mínimo si un profesor o claustro conscientes no le ponen algún remedio creativo. Como mínimo lo será para la grande o pequeña minoría que decidan entrar en este juego.

No seamos aguafiestas. Los jóvenes tienen un cerebro suficientemente plástico como para incorporar el libro de texto simplemente como una guia que incorporar a sus innumerables vivencias sociales y culturales. Seguro que sí... ¿O no?

Intentaré analizarlo en el próximo post que llevará por título: UN JOVEN CON UN LIBRO DE TEXTO.










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