En lugar de "estudiar" el libro de texto y los apuntes, los jóvenes podrían leer y discutir. ¿Qué y sobre qué?
Con una biblioteca de aula. Libros breves y provocativos sobre todos los temas del currículo del curso. En cantodad suficiente para que todos los alumnos de una clase puedan estar leyendo a la vez. Suficiente para prepararlos para la discusión. El profesor ya no es el protagonista. Sólo el mediador.
Ahora tememos libros de texto y libros de conocimientos. Éstos últimos son un circo de tamaños, formatos, coloresy subterfugios para atrapar a lectores a los que se supone desmotivados. ¿Por qué?
Repito. No tenemps auténtica divulgación juvenil. Y la divulgación para adultos sólo está al alcance de una minoría de los adolescentes.
Seguiré argumentándolo.
Seguiré argumentándolo.
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